#6 por herbert
27 feb 2013, 20:36

Ya, esos vagos los funcionarios eh. Vaya vagos los bomberos, profesores, médicos, etc.

Muchos funcionarios trabajan más de lo que trabajarás tu en toda tu vida.

#7 por elchopin
27 feb 2013, 22:45

#4 #4 Este comentario se ha eliminado ya que no cumplía con las normas de uso de la página.Muy interesante, aunque las respuestas que le dan son bastante absurdas.

#9 por dany8989
28 feb 2013, 05:12

#7 #7 elchopin dijo: #4 Muy interesante, aunque las respuestas que le dan son bastante absurdas.Ni las mire, simplemente puse el enlace de esa pagina porque era donde mas claro estaban explicadas.

#3 por daniel019283
27 feb 2013, 20:26

#2 #2 vegaara dijo: Menuda mentalidad de mascota. Dios tiene que darme de comer, tiene que darme un techo, tiene que evitar que pase frío, tiene que sacarme a pasear, tirarme el palo para jugar...

Y nos consideramos una raza inteligente y poderosa, mh. Mientras nos arrodillamos rezando y suplicando por una voluntad superior que nos guíe por un camino establecido, pues somos demasiado cobardes para tomar las riendas de nuestro destino.Es lo que yo quería decir, pero a mi me han votado negativo, jaja, bueno, tú lo has expresado mejor^^

#5 por gabimo
27 feb 2013, 20:30

ahora todo es culpa de dios... ¿no?

#8 por belthazor
27 feb 2013, 23:11

Eso por aferrar tus esperanzas a entidades inexistentes.

#1 por daniel019283
27 feb 2013, 20:04

Sí es una pena, y lo peor de todo es que le echamos la culpa a Dios XD. Cuando en realidad es de nosotros los humanos.

#10 por zudaka
28 feb 2013, 06:34

la única diferencia es que los funcionarios si existen... Es verdad, yo vi uno una vez...!!!

#2 por vegaara
27 feb 2013, 20:17

Menuda mentalidad de mascota. Dios tiene que darme de comer, tiene que darme un techo, tiene que evitar que pase frío, tiene que sacarme a pasear, tirarme el palo para jugar...

Y nos consideramos una raza inteligente y poderosa, mh. Mientras nos arrodillamos rezando y suplicando por una voluntad superior que nos guíe por un camino establecido, pues somos demasiado cobardes para tomar las riendas de nuestro destino.