Claro, es obligatorio, por @chincheta80
Vía: https://twitter.com/chincheta80/status/1572552485046484993
Yo si, le grito cosas en japones como Omae nanka daikiraiiiiiiiii! ( algo asi como " te odio" en plan malote/friki)
#1 #1 zetatron dijo: Es un ritual sagrado. Él te despierta rondando por tu oído, enciendes la luz y él se esconde, lo buscas con los ojos picajosos mientras él aguarda y te vuelves a acostar tras veinte minutos de fútil búsqueda. Entonces él te vuelve a rondar el oído, pero tú ya estás medio despierto, enciendes la luz y... ¡Ahí está! Lo sigues con la mirada mientras vuela cuando de pronto... ¡Ha desparecido! Lo buscas en su última ubicación conocida mientras él te observa desde la otra esquina de la habitación, creyéndose invisible. Pero no cuenta con tus miradas random a las paredes y, en una de ellas lo ves, encaramado al gotelé con sus largas y finas patas. Abres la palma de la mano como si no fueran las cuatro de la mañana y das un manotazo que se caen los cuadros del vecino. Y lo ves ahí, incrustado entre tus huellas dactilares, con el último atisbo de vida que aún le permite mover una pata. Y le gritas ¡HIJO DE PUTA! Finalmente, limpias el manchurrón de sangre que ha dejado en la pared mientras te das cuenta de que es TU sangre. La roncha aparecerá por la mañana y la llevarás contigo unos días. El mosquito muere feliz. El muy cabrón.@zetatron
JAJAJAJAJAJAJAAJAJAJA
Epico.
Claro que hay q insultarle, con lo que cuesta matarle xDD
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22 sep 2022, 20:04
Es un ritual sagrado. Él te despierta rondando por tu oído, enciendes la luz y él se esconde, lo buscas con los ojos picajosos mientras él aguarda y te vuelves a acostar tras veinte minutos de fútil búsqueda. Entonces él te vuelve a rondar el oído, pero tú ya estás medio despierto, enciendes la luz y... ¡Ahí está! Lo sigues con la mirada mientras vuela cuando de pronto... ¡Ha desparecido! Lo buscas en su última ubicación conocida mientras él te observa desde la otra esquina de la habitación, creyéndose invisible. Pero no cuenta con tus miradas random a las paredes y, en una de ellas lo ves, encaramado al gotelé con sus largas y finas patas. Abres la palma de la mano como si no fueran las cuatro de la mañana y das un manotazo que se caen los cuadros del vecino. Y lo ves ahí, incrustado entre tus huellas dactilares, con el último atisbo de vida que aún le permite mover una pata. Y le gritas ¡HIJO DE PUTA! Finalmente, limpias el manchurrón de sangre que ha dejado en la pared mientras te das cuenta de que es TU sangre. La roncha aparecerá por la mañana y la llevarás contigo unos días. El mosquito muere feliz. El muy cabrón.